Alec es un joven aferrado a un sueño: restaurar coches antiguos, cuando, por pura casualidad descubre que tiene un gran talento para el interiorismo.
Mientras da sus primeros pasos en el sector, se da cuenta de que algunos clientes opinan que no es «lo suficientemente gay» para ser un buen diseñador de interiores. Ni corto ni perezoso, Alec tiene la extraña ocurrencia de hacerse pasar por homosexual para mantener y ampliar su clientela.