Dentro de los límites más o menos marcados por los hechos históricos, Walter Scott inventa para los lectores un juego de escenarios, personajes y batallas que nos permiten vivir una Edad Media de ensueño. El teatro se cubre con los verdes bosques de Sherwood, con sus castillos, sus torneos y sus ermitas. Allí abundan los la drones de caminos, entre los que destaca el popular Robin Hood.
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