El deseo de conocer el futuro es tan antiguo como la raza humana.- Saber si lloverá o no, para salvar las cosechas; o cuál sería el resultado de alguna batalla, era importantísimo para nuestros antepasados.-
Aunque las preguntas que formulamos en la actualidad, ya sea de oráculos, a los Dioses o a un Dios hayan variado a las de aquella época, la motivación sigue siendo la misma: aclarar una situación que nos preocupa, adoptar o tomar el camino correcto ante ciertas circunstancias, o simplemente una ojeada a lo que “nos deparará el mañana”.- Lo cierto es que a pesar de los avances cinetíficos y tecnológicos, la naturaleza humana no ha sufrido cambios.- Las civilizaciones antiguas consideraban a los oráculos como la forma más alta de adivinación.